Estamos en un mundo de imágenes.

Importa más el exterior de una persona que lo que hay dentro de ella.

Una mentalidad anticuada y sin fundamentos. Soy de los que creen que no importa como la persona se vista, como esté, sino que lo que importa es lo que es. Su personalidad, su pensamiento, inclusive su entorno.

Pero parece ser que la gran mayoría de las personas aún sigue pensando que la imagen es más importante.

Gente que piensa que una persona posee buenas cualidades sólo por vestir de traje o ropas de marca... Gente que se deja robar por policías uniformados y políticos con traje, pero tiene miedo de que le robe un pobre... Gente que se cree mejor que otras porque tienen una mejor casa o un mejor auto, o porque tiene más dinero o un mejor trabajo...

Me opongo firmemente a todo eso, y espero algún día que muchas personas cambien esta mentalidad. Porque creo firmemente que lo que importa es lo de adentro.

Tiro de las cuerdas, juego con los límites, quiero constantemente ver qué hay más allá,

ver hasta dónde podemos aguantar, hasta dónde podemos jugar, hasta dónde aguantamos.

Borré todo rastro de debilidad aparente. Intenté, al menos. No lo conseguí.

Todos desaparecieron, pero sigo bajo influencia de sus hilos.

Aún están rondando. Fantasmas, pasados, presentes y dudosos. Me observan, me hablan.

Lloro desesperado, no comprendo lo que pasa. Avancé lo suficiente como para darme cuenta

de que no soy el mismo, y aún así, siento que retrocedo a cada paso. La inercia me hace avanzar,

aunque no estoy seguro de a dónde ni porqué.

Sólo estoy seguro de que necesito que me ayudes a avanzar, porque de alguna manera, no olvidé todo,

de alguna manera sigo preso de mis pensamientos, de alguna manera me niego a todo. Sigo con miedo dentro mio, necesito una mano que me muestre el camino correcto, necesito que estés conmigo nuevamente.