febrero 09, 2012

Corre, no te detengas, te persiguen, intentan alcanzarte, quieren detenerte, juegan con tu vida, juegan con tus sentimientos.
Es imprescindible conocer sus movimientos, anticiparte a sus ataques, para saber cómo actuar, para anticiparte a su jugada.
Atacan por la espalda, atacan cuando bajás la guardia, atacan cobardemente, atacan cuando estás débil.
Así son, rapaces, feroces, impiadosos.
Atacan sin motivo aparente, o al menos yo, lo desconozco totalmente, sus objetivos son ajenos a mi entendimiento,  no logro entender su juego, su lógica.
Están constantemente al acecho, contemplando, planificando, conspirando... me siento invadido, observado, manipulado...

Inevitable es ya el distanciamiento, tarde o temprano, se va a producir el quiebre. Lo deseo, lo deseamos, estamos esperando el momento, la espera es agónica.
Placentero va a ser el momento, en que  tengan que enfrentar solos la realidad imperante, la realidad que ha sido cosechada durante años y que está germinando de a poco...

Deberán afrontar la situación le guste o no, aunque ya saben, que la cosa se les viene fea.
Soy egoísta en algún punto, según se dice, la culpa es mía, pero ya no me interesa filosofar, pueden pensar lo que quieran, escaparé y no volveré jamás...

Es hora de correr, correr como nunca antes, escapar, uír, llorar, para no sufrir más, para no sentir más la opresión, para sentirse liberado, para vivir, para sentir que los pulmones respiran por fin, el aire de la paz.