Me pierdo en palabras que no quiero escuchar, en gestos que no quiero ver, en actitudes que no quiero analizar, pero me es inevitable, parece ser que no puedo salir del círculo vicioso de la mediocridad y la superficialidad.
Quizá no sea la persona más indicada para dar una opinión respecto a la situación actual, pero no me queda alternativa, es más fuerte que yo el deseo por decir algo, por no callar, y así es...
La realidad es esta, yo, peleando contra molinos de viento, en un intento por mejorar mi relación con los demás, pero todo es una vana pelea, siempre termino derrotado, no hay resultados positivos, parece ser, que la imagen vale mucho más que lo que hay dentro de cada uno. Todos intentan aparentar ser algo que no son, todos hablan mal de todos, todos criticando, todos chimentando, todos haciendo uso de una opinión totalmente descarada, totalmente inválida, totalmente nula, sólo para llenar sus estómagos de más vacío, de más placer falso, de más estupidés. Es así cada vez.
No pienso convivir con esta mediocridad, eso está claro, combatiré hasta que todos sepan qué es lo que pienso, hasta dejarlos con la boca abierta, hasta hacerlos odiarse.
Pero, hay algo sin embargo, que, aunque parezca algo menor, para mi, se está transformando en algo grande, con el paso del tiempo. Disipa los cielos, y permite el pasaje de algunos rayos de luz, quizá, después de tanto tiempo de búsqueda incansable y de tanto esfuerzo, al fin tengo una recompenza por todos mis logros, por todas las metas logradas, por nunca haber bajado los brazos, y por haber sido siempre leal a mis pensamientos y convicciones, por ser yo.
