Me siento extraño. Me siento como si nuevamente estuviese equivocado. Como si nuevamente tuviese que disculparme por lo que hice. Me siento presionado.
Presionado para actuar, para decicir, para pensar.
Porque al parecer, mi futuro depende de la decición que valla a tomar, y no me siento suficientemente fuerte como para tomar más deciciones por el momento.
Me siento totalmente vacío de motivación, vacío de sentimientos, vacío de ánimos...
Una vez más me parece todo tan amorfo e insignificante, que no puedo apreciar ni mis propios logros, no puedo visualizar mis metas y no puedo proyectar mi futuro.
Siento una pena atravezada en mi garganta, que se manifiesta a modo de lágrimas al estar callada por tanto tiempo, al estar silenciada, muda, censurada, escapando de aquel grito infernal que la azotaba.
Escapando de un mundo sin límites, donde todo era posible, y donde la trasgresión era moneda corriente...
De un mundo en el cual no quiero volver a pertenecer.
Un mundo sobre el cual, quiero romper mi cordón umbilical, y escapar así muy lejos de todos.
Escapar, huír, callar, acciones cobardes de mi parte, acciones tristes e inaceptables, acciones que se vienen repitiendo sin cesar hace años...
El problema fue, es y será, dificil de disuadir, porque no tengo las fuerzas, ni las ganas, de volver a enfrentarme a él... no porque sea más poderoso, sino por el simple hecho de sentirme agotado.
Es como si mis ganas estuviesen afectadas por artrosis, y tuviesen movilidad muy reducida y adolorida, es como si mi mundo estuviese carente de movimiento, carente de motivación.
Como si mi mundo se encontrase congelado en el frío consumismo de mostrar a los demás que somos fuertes, pero por dentro todos lloramos, incluso los fuertes.
Porque aunque tratemos de evitarlo, las lágrimas salen a la luz, y no hay con qué disimular nuestra carencia.
Pero a lo lejos se ve una esperanza... a lo lejos parece olerse el aroma de la primavera que tímida, se oculta de mi...tímida al ver que las dudas aparecen momentaneamente.
Como un Sol que se oculta entre las nubes, mis dudas van y vienen, repiqueando mi cráneo como una gotera.
Haciendome vacilar ante el presente y el futuro, haciendome dubitar al momento de tomar decisiones importantes, haciendome cada día más débil y voluble, porque, ya no soy el mismo de antes, porque mis ganas desaparecieron, me las robaron, se han ido y no podré alcanzarlas...
Hay un equilibrio momentaneo entre el placer y la angustia de pensar en aquellos momentos que quedaron atrás, hace ya un año, increiblemente, que quedaron allí, como heridas sin sanar, están a la vista de los testigos, están en boca de todos...
Quizá pronto se solucione el escapismo y el Sol salga de entre las nubes, que me siguen hace tiempo ya, que me buscan y que me encuentran fácilmente, porque soy como un iman para las tormentas.
Por que se que en cierta parte, tengo la culpa de todo lo que me pase, y tengo toda la culpa de lo que me pasó, porque aunque no pueda cambiar mi pasado y aunque me arrepienta o no del mismo, tengo que mirar hacia adelante, tratar de despejar las dudas, ponerme el traje de valiente, y salir a navegar en la inercia, a través del vacío existencial, tengo que mirar hacia el horizonte y buscar nuevas costas...quizá, ese futuro, aunque impredecible, sea hoy por hoy, el más acertado de todos...
Cargaré conmigo, solamente la esperanza de mi bienestar, y llevaré conmigo a todos los que deseen de una vez por todas, ver el Sol, después de tantos días de tormenta.