Posiblemente no se den cuenta muchas veces de mis actitudes, quizá hayas pensado que es simplemente un personaje o una careta, pero no es así, así soy yo y mis reacciones son naturales.
Podrías quizá, sentirte sorprendido, pero yo no lo veo así, esperabas quizá que yo agache la cabeza, como muchas veces antes, y de lugar al diálogo, pero esta vez no fue así. Claramente di un punto y aparte a esta relación, que aunque en este último tiempo, no había una, fue algo bastante importante y aún así, no tuve ningún remordimiento en romper el lazo añejo que nos unía. Y aunque haya recibido algún tipo de reclamo, hice caso omiso al tema y preferí terminarlo sin mediar ningún tipo de palabras. Es hora de que recapacites sobre todas tus actitudes, pero como sé como sos y claramente eso no sucederá, es momento de decir chau por el momento...
Pero toda moneda tiene dos caras, y aunque me siento satisfecho por ello, también me siento un reincidente, un estúpido reincidente. ¿Por qué lo hice? Una presión invisible quizá, reintentar, sentir algo nuevo, pero nada de eso pasó, me sentí igual de vacío que antes, esperando una señal, una pulsación, pero nada pasó.
Quizá nada de esto hubiese pasado si hubiese esperado, pero cómo saberlo ahora... Tengo la mente más abierta y el camino más claro después de tantas experiencias. Ahora comprendo que, para que las cosas salgan bien, no hay que forzarlas, hay que dejar fluir los momentos, los sentimientos, las pasiones, de nada sirve intentar algo que de antemano se sabe que no funcionará, ahora está todo claro. Hay que esperar y sentir cada momento para que las cosas funcionen. Hay que disfrutarlo, no hay que forzar.
Espero no haber causado nada más luego de aquello, por que creo que me sentiría mal conmigo, espero no haber abierto una puerta por querer abrir una ventana, ya que no sabría cómo detenerte, no sabría que hacer.